Desde los
inicios, Don Orione pensó en la Pequeña Obra de la Divina Providencia , como una
planta única con diversas ramas, corriente de agua viva que se derrama en
muchos canales, una familia unida en Cristo.
Para eso fundó una congregación de Religiosos, los Hijos dela Divina
Providencia , y otra de Religiosas, las Pequeñas Hermanas
Misioneras de la
Caridad. Pero también creyó en los laicos, y los consideró
parte fundamental de esta familia.
De ese modo, Religiosos y Laicos orionitas, aunque desde vocaciones distintas, están llamados a dar vida al mismo carisma del Fundador en las nuevas circunstancias históricas.“¿Son tiempos nuevos? Fuera los miedos. No dudemos. Lancémonos en las formas nuevas, en los nuevos métodos… No nos fosilicemos: basta conseguir sembrar, basta poder arar a Jesucristo en la sociedad y fecundarla de Cristo”, decía Don Orione con suma convicción.
La comunión entre Religiosos y Laicos se construye y se expresa en la misión compartida de transformar el mundo según el Evangelio. Se enriquece a través de espacios de pertenencia y participación; se acrecienta en una corresponsabilidad en el servicio cada vez mayor.
No pocos laicos trabajan en las iniciativas orionitas de acción social y eclesial. Algunos, desde un profundo sentido cristiano, mientras que otros, más que por motivación religiosa, lo hacen por razones humanitarias, poniendo al servicio todo su esfuerzo y capacidad profesional.
Otros tantos laicos, en sintonía con la espiritualidad del Fundador, están presentes en otros ambientes, mediante diferentes formas de compromiso.
Para eso fundó una congregación de Religiosos, los Hijos de
De ese modo, Religiosos y Laicos orionitas, aunque desde vocaciones distintas, están llamados a dar vida al mismo carisma del Fundador en las nuevas circunstancias históricas.“¿Son tiempos nuevos? Fuera los miedos. No dudemos. Lancémonos en las formas nuevas, en los nuevos métodos… No nos fosilicemos: basta conseguir sembrar, basta poder arar a Jesucristo en la sociedad y fecundarla de Cristo”, decía Don Orione con suma convicción.
La comunión entre Religiosos y Laicos se construye y se expresa en la misión compartida de transformar el mundo según el Evangelio. Se enriquece a través de espacios de pertenencia y participación; se acrecienta en una corresponsabilidad en el servicio cada vez mayor.
No pocos laicos trabajan en las iniciativas orionitas de acción social y eclesial. Algunos, desde un profundo sentido cristiano, mientras que otros, más que por motivación religiosa, lo hacen por razones humanitarias, poniendo al servicio todo su esfuerzo y capacidad profesional.
Otros tantos laicos, en sintonía con la espiritualidad del Fundador, están presentes en otros ambientes, mediante diferentes formas de compromiso.
Por último, están aquellos que se acercan a la Obra para colaborar, visitar,
o asumir alguna forma de voluntariado, cosas que ya en su tiempo, Don Orione valoraba: “Cuántos hay que estarían muy felices de poder
consagrar al Pequeño Cottolengo algunas horas de la semana –adentro y afuera
sea para el Cottolengo, o sirviendo a nuestros enfermos en Casa o buscando
ayuda afuera…”
Son parte de esta gran familia construida sobre la fe y el
amor al prójimo:
· Los niños y adolescentes de las escuelas,
hogares, oratorios, centros de día, y otros grupos de pertenencia.
· Las personas con discapacidad que viven
en cottolengos y hogares
· Los jóvenes que voluntariamente se suman
a la tarea cotidiana, y a los distintos espacios de misión y encuentro
· Los trabajadores y profesionales de la
salud.
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